Lots of big things have happened around here during the last week, but not nearly enough to eclipse this tragedy. Rik Mayall died.
To say this guy was a big influence is just a way to understate how much of his formula I stole to concoct my own. He was a screenwriter (among other things), whereas my screenwriting efforts are weak, but his writing style is more patent in my novels and stories than that of many literary authors I admire. And that's thanks to comedians like Mayall, who taught me that jokes are worth including in every kind of work. Rik and his adorable colleague Adrian Edmondson showed me a whole form of humor. Their rhythm and physicality are academic models to me. I can recite some of Richie and Eddie's dialogues by heart. I hold the central minutes of the "Nasty" episode of The Young Ones as one of the biggest achievements in comedy EVER. "Yes, we've got a vi-de-o!!"
And above all, I cherish the memory of an interview with a 26-year-old Mayall who said there would be no more Young Ones (after only twelve episodes of one of the milestones of British comedy, mind you) because that was done already, "and we want to move on and do something else". Slow clap for you, Rik. You taught me a form of comedy, a code on how much further to go, and an attitude. Thank you.
June 10, 2014
June 9, 2014
De lo que ha pasado en El Jueves
Yo entré en El Jueves en 2007. En verano de 2011 tenía una tira propia titulada Edgar trabaja en El Jueves, quizá más popular entre los trabajadores de El Jueves y del grupo editorial que entre el público. En una época en que dedicábamos portadas a las imputaciones por corrupción de altos cargos, mis compañeros de la web me señalaron esta noticia en El País.
Mi sección se alimentaba de ironías como esa. Así que yo dibujé esta tira, la firmé y la entregué a redacción.
Evidentemente, no llegó a la imprenta. Los de El Jueves me convocaron y me echaron una bronca perfectamente justificada. Comprendí sus razones, aunque no las compartiera, y asentí a todo con una sonrisa de satisfacción. Todo había salido bien. Esa semana no saldría mi tira, pero no la hice para los lectores. No la cobraría, pero no la hice por dinero. La hice porque creía que era lo que me tocaba hacer; porque había creado un personaje al que le tocaba hacer esta broma —no la de la tira, sino la de hacer la tira—. Aunque sólo fuera un chiste interno, aunque fuera contraproducente o suicida, tenía que hacerlo. No por coherencia. No por justicia. Porque es gracioso.
Es por lo que estoy en El Jueves y hago cosas. Respeto a los autores que trabajan por la crítica social o el vanguardismo gráfico, pero para mí esas causas son medios, y cualquier éxito en ellas, un efecto colateral. Mi intención es divertir.
Ahora bien: esta sana lección no tiene nada que ver con la censura de RBA.
Me dan igual sus motivos; personalmente, creo menos en una gran conspiración que en un yupi tomando una decisión idiota desde su despacho superfluo. Pero sea lo que sea, no me lo tomo con una sonrisa de satisfacción. Esto me jode. Aunque yo apenas haya rozado a la monarquía en mis años de juevismo, aunque no haya hecho una portada en mi vida, esta restricción que nos han impuesto es arbitraria y estúpida, es una traición a lo acordado cuando compraron la cabecera y NO TIENEN RAZÓN.
Entiendo a mis compañeros y estoy (hoy aún más) orgulloso de ellos. Todos han tomado decisiones personales muy duras: saltar del barco, o seguir tripulándolo aunque haga aguas.
La mía es esta: he decidido que soy como el músico del Titanic: inútil para la tripulación, invisible para la compañía, pero aquí estoy, tocando. No por lealtad o por subsistencia, sino porque ahora que todo el mundo está con ataques de histeria y saltando por la borda, a mí me da la puta gana de tocar una mazurca. Porque es gracioso.
Como lo es que ahora, por un mala jugada de RBA, resurjan las noticias sobre la imputación de su presidente, de las cuales El Jueves, en 2011, intentó protegerle. Toma ironía. Toma efecto Streisand. GRACIOSO.
Y pienso seguir, junto a los compañeros que admiro y los jefes que creyeron en mí, entregando mi sección semanal, que casi nunca toca al rey, y que jamás sale en portada, pero es graciosa. Hasta que me canse o me paren.
Mi sección se alimentaba de ironías como esa. Así que yo dibujé esta tira, la firmé y la entregué a redacción.
Evidentemente, no llegó a la imprenta. Los de El Jueves me convocaron y me echaron una bronca perfectamente justificada. Comprendí sus razones, aunque no las compartiera, y asentí a todo con una sonrisa de satisfacción. Todo había salido bien. Esa semana no saldría mi tira, pero no la hice para los lectores. No la cobraría, pero no la hice por dinero. La hice porque creía que era lo que me tocaba hacer; porque había creado un personaje al que le tocaba hacer esta broma —no la de la tira, sino la de hacer la tira—. Aunque sólo fuera un chiste interno, aunque fuera contraproducente o suicida, tenía que hacerlo. No por coherencia. No por justicia. Porque es gracioso.
Es por lo que estoy en El Jueves y hago cosas. Respeto a los autores que trabajan por la crítica social o el vanguardismo gráfico, pero para mí esas causas son medios, y cualquier éxito en ellas, un efecto colateral. Mi intención es divertir.
Ahora bien: esta sana lección no tiene nada que ver con la censura de RBA.
Portada retirada por RBA el 4-VI-2014. |
Me dan igual sus motivos; personalmente, creo menos en una gran conspiración que en un yupi tomando una decisión idiota desde su despacho superfluo. Pero sea lo que sea, no me lo tomo con una sonrisa de satisfacción. Esto me jode. Aunque yo apenas haya rozado a la monarquía en mis años de juevismo, aunque no haya hecho una portada en mi vida, esta restricción que nos han impuesto es arbitraria y estúpida, es una traición a lo acordado cuando compraron la cabecera y NO TIENEN RAZÓN.
Entiendo a mis compañeros y estoy (hoy aún más) orgulloso de ellos. Todos han tomado decisiones personales muy duras: saltar del barco, o seguir tripulándolo aunque haga aguas.
La mía es esta: he decidido que soy como el músico del Titanic: inútil para la tripulación, invisible para la compañía, pero aquí estoy, tocando. No por lealtad o por subsistencia, sino porque ahora que todo el mundo está con ataques de histeria y saltando por la borda, a mí me da la puta gana de tocar una mazurca. Porque es gracioso.
Como lo es que ahora, por un mala jugada de RBA, resurjan las noticias sobre la imputación de su presidente, de las cuales El Jueves, en 2011, intentó protegerle. Toma ironía. Toma efecto Streisand. GRACIOSO.
Y pienso seguir, junto a los compañeros que admiro y los jefes que creyeron en mí, entregando mi sección semanal, que casi nunca toca al rey, y que jamás sale en portada, pero es graciosa. Hasta que me canse o me paren.
March 26, 2014
Stuff I'm doing lately
Lo de en medio es un fragmento de 23F Party People, página sobre la familia Tejero en El Jueves de esta semana. Donde, por cierto, también se estrena Erasmus, nueva serie con guion de Xavi Morató y arte de Triz, y el renovado Manda Güevos. Ahora, con más Horoscopia.
The one in the middle is from 23F Party People, coming up this week in El Jueves magazine.
February 5, 2014
January 12, 2014
A heroine is born
A bit of the new stuff I'm working on. I'm writing it in Spanish, but for some reason I think in English while taking notes. Whatever.
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